¿Cómo ordenar sin esfuerzo?
Empieza el colegio y vuelve la rutina tras el verano. En el ajetreo del día a día, es fácil perderse y dejar que el caos y el desorden se adueñen de la casa durante la mayor parte de la semana, pero ordenar sin esfuerzo es posible. Y cuando llega el sábado, es normal que nadie tenga ganas de invertir parte de los preciados días libres en colocar cientos de objetos que acabarán fuera de su sitio de nuevo en cuanto vuelva a presentarse el Lunes. ¿Cómo resolverlo? Aquí te ofrecemos algunos trucos para ordenar de forma “indolora”, poco a poco, sin dedicarle mucho tiempo. Tu casa será un lugar más armonioso y tranquilo siguiendo estos consejos.
Primer paso: observa
Antes de lanzarte con ritmo frenético, observa cuál es la verdadera situación de tu casa. Fíjate en si tienes demasiadas cosas que no utilizas o no necesitas, si es una cuestión sólo de organización o una mezcla con un poco de las dos opciones. Es fácil acostumbrarse al desorden cuando está demasiado presente en nuestro día a día, de forma que no seamos conscientes de la cantidad de “aire” y tiempo que ese desorden nos roba a diario. Porque, cuando todo está ordenado, invertimos mucho menos tiempo en localizar nuestras cosas, la casa siempre se percibe como más grande y armoniosa y el ambiente, más tranquilo, más “refugio”, con lo cual, ganaremos calidad de vida. Así que tómate con calma la tarea: la primera vez te llevará algo de tiempo, pero luego será mucho más fácil de mantener dedicándole apenas unos minutos cada día.
Es cierto que en Sagar, nos encanta vender, también online, pero no queremos que compres soluciones de almacenaje que luego no vayas a utilizar. Por eso, primero hay que observar la situación, visualizar cómo quieres organizar cada espacio, hacer una lista y, sólo después, comprar lo necesario. Cajas, distribuidores de cajones y bolsas de vacío serán tus aliados en esta tarea. Trabajamos con especialistas en complementos de ordenación como Emuca, así que cuenta con nosotros para tu proyecto de orden y te ayudaremos con algo más que estos consejos.
Pequeños hábitos que marcan la diferencia
Trabajar nuestra costumbre (sí, yo que redacto el artículo soy la primera que la tiene) de soltar todo en el primer sitio que vemos es importante. Las superficies de casa acumulan cosas como si fueran agujeros negros y es fácil no encontrar después lo que habíamos soltado (porque a veces ni siquiera nos damos cuenta de ello). Pues bien, igual que con este ejemplo, hay pequeñas “costumbres” o hábitos que si las instauramos en nuestra vida nos la harán mucho más fácil.
Dedicar los últimos minutos del día a preparar la ropa del día siguiente nos ahorrará problemas por la mañana: buscar ciertos calcetines con prisa hará que, probablemente, dejemos el cajón desordenado. Igualmente, dejar la cocina recogida tras la cena y la mesa puesta para el desayuno, especialmente si es en familia, hará que por la mañana todo sea menos complicado. Encontrar los cojines del salón en su sitio cuando te levantes te permitirá empezar el día con la sensación de que no hay cosas pendientes. El orden, según la ciencia, combate el estrés.
Costumbres sencillas, como guardar el abrigo cuando llegues a casa y ordenar en el momento lo que veas fuera de su sitio, te ayudarán a evitar que el caos se multiplique como las malas hierbas. No olvides el mantra de las abuelas, que no falla: un sitio para cada cosa y una cosa en su sitio.
Si tienes niños en la familia, implícalos en la tarea de recoger cuanto antes. Cuando hay más manos y cada uno se responsabiliza de sus cosas (dentro de las posibilidades de cada edad), todo fluye mucho más fácilmente. Les ayudarás si etiquetas las cajas organizadoras con fotos o dibujos. Así no necesitan saber leer para tener claro dónde va cada cosa y pueden asimilar antes la tarea.
Deshacerte de lo que no usas también es un buen hábito. Darle una segunda vida a lo que no utilices mediante donaciones te hará sentir genial y evitará acumulaciones y duplicidades innecesarias. Recicla ropa vieja (no necesitas más que 3 conjuntos para estar en casa) o que no merezca la pena arreglar y no acumules revistas que luego nunca leerás. Si te interesa algún artículo concreto, archiva la página concreta en un archivador. El resto será una fuente de celulosa estupenda para fabricar papel reciclado. Si además gestionas el correo postal a diario, ganarás tiempo.
En el baño, utiliza separadores de cajones y cajas de metacrilato para organizar los cosméticos, así los tendrás todos a la vista fácilmente, y deja de traerte los champús de los hoteles: acabarán en un cajón olvidados y raramente se utilizan por aquello de que “son un recuerdo”.
El armario, ese mundo aparte que no es Narnia… pero a veces se le parece
Este capítulo es extenso, así que lo haremos en forma de puntos, que es más ordenado y sencillo, como el armario que conseguirás si sigues nuestros consejos:
– Dobla la ropa en vertical, una doblez más de la habitual te ahorrará mucho espacio. Pantalones, camisetas, calcetines y ropa interior: será más fácil ver lo que tienes y elegir si lo ubicas en vertical en los cajones.
– Ordena ropa colgada y cajones por colores. ¡Verás cómo te ayuda a encontrar más fácilmente la prenda que buscas!
– Que todas las perchas sean iguales (como quieras, pero iguales) te ayudará a que la apariencia del armario sea más armoniosa. Y recuerda que hay tamaños para adultos y para peques: a cada uno, lo suyo. Pon todos los ganchos hacia dentro para facilitar la extracción y colocación de las pechas. Si tienes la manía de ponerlas al revés, que, al menos, estén todas en la misma dirección para evitar que se enganchen unas con otras.
– A la hora de guardar la ropa de casa, recuerda que puedes agrupar todo el juego de sábanas dentro de la funda de la almohada. Así siempre estará todo junto. Algo similar puedes hacer con mantelerías y juegos de toallas: las piezas grandes pueden alojar las más pequeñas entre sus dobleces. Evitarás mezclar sábanas bajeras o “perder” servilletas y que aparezcan tiempo después donde menos lo esperabas.
Y recuerda que hay soluciones estupendas para ahorrar espacio y tener todos los zapatos a la vista.
La cocina y la despensa: un paraíso para el desorden
¿Cuántas veces te ha pasado que has vuelto a comprar algún alimento que ya tenías y, al final, has tenido que tirar uno de ellos porque ha caducado? Ya. A todos nos ha ocurrido alguna vez, pero aquí van algunas soluciones:
– Categoriza, etiqueta y coloca en función del tipo de alimento. Los encontrarás más fácilmente y evitarás duplicidades. Si sacas las legumbres del envase y las colocas en botes cuando llegas de la compra, tendrás más fácil el saber si hace falta ponerlas en la lista del súper o no. Un sitio para cada cosa y cada cosa en su sitio, ¿recuerdas? Igualmente, poner todo “lo del desayuno” junto, evitará que tengas que pasearte por la cocina mil veces nada más levantarte. ¿A que suena bien?
– Desecha la mitad de los tarros de cristal que guardas. Sabes que no vas a reutilizarlos todos. Igualmente, tuppers sin tapa y tapas sin tupper… fuera. Para ordenarlos, unos dentro de otros según forma y tamaño: ahorrarás muchísimo espacio.
– Las puertas y los frentes del los cajones presentan interesantes opciones para aprovechar el espacio usando algo tan sencillo como un colgador. ¡Pruébalo!
– Aplica a la nevera el mismo criterio que con los armarios. Si categorizas, ganarás mucho tiempo y evitarás que un yogur desperdigado aparezca entre medias de las acelgas y, lo peor… caducado!
– Por último, ¿cuántas bolsas de plástico necesitas? Es increíble la cantidad de espacio que “se comen”. Recíclalas y quédate sólo con las que realmente te hagan falta. Haz lo mismo con las de rafia reutilizables que encontramos en muchos supermercados. Probablemente no vayas a necesitar 20, así que selecciona, búscale un sitio a aquellas con las que te quedes y organízalas.
Al final, todo es cuestión de ponerse. Cada día una categoría de cosas, siendo prácticos y evitando apegos emocionales. Primero vacía, luego clasifica y, por último, ordena. Una vez finalizada la primera “acción masiva”, todo será mucho más fácil si sigues estos consejos.
¡Animo!